Es la inflamación dolorosa del tejido blando que se
encuentra en el interior de los dientes, es decir, "el nervio”, sus
funciones son mantener la elasticidad y resistencia del diente, y servir de
alerta ante los estímulos de frío, calor, dulce.
¿Cómo se clasifica?
Se clasifican en pulpitis reversible e irreversible:
Pulpitis Reversible: Es una inflamación de suave a moderada
de la pulpa dental causada por diversos estímulos, en la cual la pulpa es capaz
de regresar al estado no inflamatorio después de retirado el estímulo.
Pulpitis Irreversible: Es una inflamación persistente de la
pulpa causada por un estímulo nocivo. Puede ser aguda o crónica.
Signos y síntomas
Desalojo de restauraciones (calzas) y caries.
Sensibilidad a los líquidos o alimentos fríos o calientes.
Dolor constante y punzante en un diente.
Dolor al tocar un diente y a la masticación.
Dolor en un diente que aumenta al acostarse o al inclinarse.
¿Por qué se presenta?
La causa más frecuente de desencadenar una pulpitis es la
caries, pero también la provocan los traumas dentales y los irritantes de las
restauraciones, “calzas” de gran tamaño y cuando se preparan los dientes que
están vitales para realizar coronas.
¿Cómo se previene?
Indudablemente la mejor forma de prevención es el cepillado
de los dientes y la boca, pues de esa manera se elimina la placa bacteriana y
sin placa bacteriana no aparecen las caries.
Utilizar la seda dental para limpiar las zonas a donde el
cepillado normalmente no llega, es decir entre los dientes.
Llevar una dieta balanceada sin abusar de azucares, y cuando
se consuman tratar de hacerlo con las comidas y no entre ellas.
En caso que se requiera tratamiento, la puplitis se trata
con técnicas preventivas o restaurativas que mantienen la vitalidad del diente.
La pulpitis irreversible se trata con el tratamiento de
conducto.